Hace años que ensamblo retales, generalmente de madera recuperada y creo universos de formas. Trabajo directamente con el material en una especie de improvisación, sin bocetos ni maquetas, en una relación directa y fluida. 

Ocupo el espacio con la materia y el vacío, y luego dejo la pieza crecer para que otras piezas vengan y formen una familia. Durante el proceso creativo, hilo historias libremente en mi cabeza, sin ninguna intención de ser contadas, como una conversación interna para alimentar mi energía creativa. 

No sé exactamente de qué se trata mi trabajo, pero me gusta que sea así, que haya una parte escondida como si no supiera lo que hago del todo. Al final, es mi entusiasmo a la hora de ir al taller el único marcador para sentir que estoy en el camino correcto. 

Trato de encontrar direcciones intuitivas para mi escultura que superen la necesidad de ser explicadas, aspirando a conectar con la naturaleza infantil preverbal presente en cada uno de nosotros.